Movimiento

La órbita de Urano presentaba pequeñas irregularidades que nadie sabia explicar y que algunos achacaban a la presencia de un planeta desconocido más allá de la órbita de Urano. Tras realizar los cálculos correspondientes Adams y Leverrier indicaron la posición exacta en que debería encontrarse el desconocido planeta. Efectivamente, tras dirigir los telescopios al lugar indicado se observó la presencia del planeta predicho por las matemáticas.